La “verdad” con respecto a lo que somos realmente; la verdad respecto a lo que pensamos, decimos y emocionamos no puede estar en otro lugar que en nuestro propio interior. Siempre ha estado ahí, enterrada y bloqueada bajo arrumes de ideas, expectativas, necesidades inventadas, ideologías, temores etc. ¡Solo tenemos que darnos cuenta de ello!
La cotidianidad caótica e inhumana que experimentamos (que sufrimos) los Colombianos en todos los ámbitos, es quizá la proyección y el reflejo del “estado de despiste y de inconsciencia” en que vivimos la mayoría de las personas, desde el campesino humilde e iletrado, hasta el profesional criado y formado en las prestigiosas instituciones educativas de las grandes ciudades. Da la sensación de que en este país nadie es consciente, o mejor dicho, nadie “se da cuenta” de nada. Nuestra historia personal es muy frágil o la hemos olvidado casi por completo; hemos perdido la consciencia de la historia del país, y éste olvido incluye hechos y situaciones muy recientes. Tal vez éste olvido es la causa de la falta de comprensión respecto a hechos políticos, situaciones de violencia, de corrupción o respecto a la guerra que vivimos instante en instante en éste país desde hace muchos años. O mejor dicho, da la sensación que solo hacemos consciencia del acontecer y la dinámica de la existencia después de que ocurren los hechos.Hacemos reflexiones morales y éticas, pedimos “perdones sin olvido”, construimos normas y leyes, y reformamos la constitución, solo después que nos hemos atacado, herido o matado unos a otros. Sentimos que el país se está hundiendo, pero ese sentimiento solo nos sirve para seguir con las mismas y en las mismas: “viviendo inconscientes y despistados como siempre”.
Ser consecuente es una tarea primordial, urgente, que sirve de base para iniciar una acción encaminada a mejorar la vida de una comunidad en todos los niveles; de hecho, una comunidad coherente consigo misma es el resultado de la convivencia entre individuos que obran congruente y consecuentemente. Una comunidad consecuente es aquella que empieza a experimentar la sinergia como el camino más conveniente para la obtención de sus logros y fines; los individuos que la componen comenzarán a sentir que son organismos que conforman un solo cuerpo: la comunidad. La sinergia generará, para empezar, formas más humanas y sinceras de expresar sentimientos emociones y necesidades: la sinergia humanizará la forma de comunicarse. Si logramos afianzar la iniciación a la experiencia del “ser consciente” y consolidamos estos propósitos, estaremos satisfechos de saber que hemos podido dar una mano, un apoyo eficaz a una comunidad que necesita vivir, saber y comprender con urgencia, la razón de estar en donde está ahora: es ella misma la que tendrá que vivir la experiencia del darse cuenta, la experiencia del obrar consecuentemente, la experiencia de llegar a ser una comunidad consecuente, mayor de edad, responsable y autónoma.
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